Es un día martes de Enero. Nunca pensé salir por la noche. Luego de dar vueltas en la plata serénense me siento acido, no un tanto amable como siempre, estos días las ideas me san vuelta la cabeza, momentos que siempre te confunden en cuanto a amistad y cuanto bien lo estas pasando si no te sientes realmente tomado en cuenta alrededor. No me quiero conformar con una sonrisita de una milésima y un par de pronunciaciones de mi nombre en diminutivo. Claro, a nadie le gusta y es por eso que me molesta conformarme con eso.
En esa confusa atmósfera mental, estoy sentado en el pasto esperando a unos amigos que fueron en busca de una guitarra. A pesar de la latosa espera, se hicieron presentes y luego de dar un par de vueltas nos quedamos en un sector menos popular de la playa. Es en ese instante cuando aparecen algunos acordes. Entre canción y canción, aparecen algunos clásicos de Oasis. Que tiempos, en que tenía un caset tan carreteado de ese infaltable “What’s The Store (Morning Glory?)” hace diez años atrás.
Mientras Max rasgaba una guitarra ajena, Nicolás, Diego, Dalí y yo hacíamos lo posible por llegar a dar con los gritos de Liam en “Stand by me” o “Cast No Shadow” (que temón!). El señor de la guitarra me hablo de su interés de ir a verlos el próximo 12 de Marzo. Será la segunda vez que Oasis se presenta en Chile, luego de ese notable concierto, unos días después del (también) debut de U2 en Chile, presentando su aplaudido “Be Here Now” y con “Don’t go Hawai” sonando en las radios. Me acuerdo perfectamente esos días del ’98, cuando Noel Gallagher se hizo presente en la radio Rock & Pop para disjockear un rato y entre sus caras estaba un tema que se volvió de culto inmediatamente: “Brimful of Asha” de Cornershop. ¿Cuántas copias habrán vendido su álbum cuando se lanzó en Chile?, no sé, pero de Cornershop no se supo nada más, salvo un puñado de remezclas del mismo tema que los hizo famosos. Ahora para la segunda vuelta se presentan con una nueva formación (que cuenta con el hijo de Ringo Starr detrás de los platos) con su sexta placa bajo la manga y con algunos singles rotando en las radios y televisión, aunque con una frecuencia cercana a al que tuvo la acogida de los singles del ultimo disco de sus viejos rivales Blur (“Think Tank” de 2003).
Con “Don’t Relieve The Truth”, los británicos se muestran como eran en viejos tiempos (“Definitely Maybe”, 1994), con guitarras fuertes y con algo mas de experiencia en cuanto a música de los ’60 (algunas raíces mas The Who y es notable la influencia de los Velvet Undergorund en “Mucky Fingers”). Quizás, el disco no es bueno 100% (como me lo hizo ver mi amigo Max hace unos meses, que bien ha escuchado Oasis por arto rato), pero aun así su resultado al escucharlo de corrido es satisfactorio (más que su nefasto antecesor que pecaba de monótono como en “The Hindu Times” y el aporte de Johnny Marr en “(Probably) All In The Mind” que paso sin pena ni gloria).
Al retirarnos del sector costero fueron apareciendo canciones de otros autores, pero aun así se repitieron algunas como “Stand By Me” y “Wonderwall”. Quizás vaya al concierto, aun no lo se. Para la próxima vez quisiera dejar testimonio de esas otras canciones que marcaron a la gente que me rodea, que son canciones que precisamente no están entre los Grandes Éxitos de las disqueras actualmente, esas noventeras fáciles de cantar que tan fácil nos llegaron por la radio y que personalmente nunca pensé cantarlas 10 años después. ¿Tenia razón Jorge González una vez que dijo que a nadie le gustan las weás de la década pasada?.
Con tantas cosas en mi mente mi neblina mental acida fue despejándose algo…es una buena terapia esta la de escribir.
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